El Estado Mayor norteamericano se afronta a una de sus peores crisis. Los soldados ya no sólo se enfrentan a los terroristas iraquíes o los muyahidines afganos, su peor enemigo son ellos mismos. Y es que el porcentaje de soldados que se suicidan es mayor que el de fallecidos en Iraq.
El diario británico The Times publica que no menos de 6,250 soldados se quitaron la vida en 2005, lo que supone 17 suicidios al día.
Comparándolas con los suicidios, la cifra de soldados muertos en Iraq resulta relativamente pequeña: un total de 3,863 fallecidos, es decir, 2.4 soldados muertos al día desde que comenzara la invasión en 2003.
La tasa de suicidios de los americanos es de 8.9 por 100,000 habitantes, pero en el caso de los veteranos de guerra es de 18.7. Las estadísticas aumentan hasta el 22.9 en los veteranos de edades comprendidas entre 20 y 24 años -cuatro veces más que los civiles de esas edades-.
Actualmente hay 25 millones de veteranos en los Estados Unidos, de los cuales más de un millón y medio han servido en Afganistán e Iraq.
"No todos los que vuelven a casa de la guerra están tocados, pero lo cierto es que todos los que vuelven han cambiado", asegura Paul Rieckhoff, un reclutador de marines y fundador de la asociación de veteranos de Iraq y Afganistán.
Mike Bowman, padre de un soldado de 23 años que se disparó a sí mismo en 2005, aseguró a la CBS que el gobierno está tapando la magnitud del problema.
Nadie quiere llevar la cuenta en este Gobierno. Ellos prefieren no saber el verdadero número de bajas por este motivo.
El hijo de Bowman, Tim, era un reservista que fue destinado a uno de los lugares más peligrosos, Bagdad.
"Cuando volvió, sus ojos estaban muertos, no había más luz en ellos"; asegura su madre. Ocho meses después, el Día de Acción de Gracias, Tim se suicidó.
Un estudio independiente publicado la semana pasada muestra que los veteranos de guerra representan a uno de cada cuatro mendigos en EE.UU.; aunque representan sólo el 11% de la población adulta y jóvenes soldados que se cuelan en refugios y cocinas de campaña después de haber completado sus misiones en Iraq y Afganistán.
Según el presidente del Comité para los veteranos del Senado, Daniel Akaka, para muchos veteranos, la vuelta a casa después de la batalla no acaba con sus conflictos. No hay respuesta que justifique sus acciones.
http://www.elsalvador.com/mwedh/nota/nota_completa.asp?idCat=6376&idArt=1851727&opSM=5#
Comentario:
Desde la Segunda Guerra Mundial, pasando por Vietnam y ahora con todo el problema de la guerra de Irak; Estados Unidos ha venido convenciendo a sus ciudadanos de que ir a la guerra es un honor y un deber como estadounidense digno. Todos sabemos los problemas que hubieron con las personas que sobrevivieron a la Segunda Guerra Mundial; aparte de todas las personas que sufrieron perdidas físicas, muchas personas regresaron con problemas psicológicos y mentales. Las cosas que se ven en un ambiente de guerra pueden traumatizar y afectar la mente de los más débiles. En Vietnam, muchos de los veteranos de guerra terminaron con problemas psicológicos y muchos sufrían de paranoias.
En mi opinión, todo lo que la guerra puede causar en la mente de una persona se multiplica con la situación de Irak. Empezando por el hecho de que los soldados que van a Irak están convencidos de que su gobierno está haciendo lo correcto porque son educados con esa imagen desde muy pequeños y para los que se enlistan en el ejército, esto es su razón de luchar.
Las personas deberían de tomar una postura de defensa ante estas posibles amenazas. Son los propios ciudadanos estadounidenses que son educados con este pensamiento de “luchar por tu país” y que, después de guerras como esta, estas personas terminan decepcionadas de lo que para ellos es honor y lo único que consiguen son estos pesos tan grandes de ser veterano de guerra.
Gerardo Barbier
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